Segundo microrrelato de Simón Delmar para el reto de Patricia Kaderi. Un encuentro con lo que no se ve… pero está. Inspirado en la frase “La luz se apagó”.
Simón, no paras de sorprenderme. Tu capacidad de transmitir al lector las emociones que están sintiendo los personajes es fascinante. Al leer tu texto he sentido un escalofrío en la espalda y por un momento sentí que había alguien detrás de mí. Qué maravillosa es la literatura, que te transporta a otro lugar, a otro tiempo y en otra piel. Y qué maravilloso que haya autores como tú, con una técnica narrativa minuciosa y a la vez compleja, que te atrapa desde el primer momento y te mantiene en espera de lo que va a pasar después. Tu historia de hoy me recordó muchísimo a uno de los grandes autores de literatura hispanoamericana, Julio Cortázar, y su relato "Continuidad de los parques". Lo más importante de un relato o microrrelato es su estructura interna, cómo se compone y cómo va evolucionando el hilo narrativo. No sé si tú lo planeaste o te salió así natural, como flujo de conciencia, pero me ha encantado cómo ha ido avanzando la historia hasta el momento final. Además, me he dado cuenta de que tus descripciones no son para nada aburridas y esto, Simón, es uno de los mayores cumplidos que puedo hacerte. Estoy deseando leer la historia de mañana ❤️ P.D.: disculpa si hay erratas en el comentario, he tenido un día muy intenso y estoy bastante cansada pero no quería irme a dormir sin leer y comentar tu historia. Un abrazo enorme.
he leído tu comentario más de una vez. No por incredulidad, sino por gratitud. Hay algo en tus palabras que no solo acompaña, también sostiene. Sentí que no estabas comentando un texto, sino respondiéndole desde dentro, como si hubieras estado allí mientras lo escribía. Y eso, para mí, vale muchísimo.
Es la primera vez que escribo un relato que toque el miedo de esta manera. Confieso que fue duro hacerlo. Muchas veces soy muy exigente conmigo, y esta vez, además, decidí tratar de inspirarme en las Pinturas Negras de Goya antes de sentarme a escribir. Quise meterme en esa atmósfera, sentirla de verdad… y lo hice. Pero la experiencia fue densa. Me sentí mal, triste, con una energía pesada por todo lo que me estaba metiendo en la cabeza.
Mi intención era crear algo corto, que no explicara, pero que dejara la sensación de un miedo que no se ve… solo se siente, y te recorre por dentro. Fui puliendo el texto muchas veces: quitando frases, agregando comas, eliminando lo innecesario. El proceso fue, sinceramente, perturbador. Aún ahora, cuando lo leo, me remueve algo. Intento leerlo con la cadencia precisa, como si al hacerlo pudiera transmitir ese mismo miedo.
Sobre Cortázar, sí, conocía Continuidad de los parques. De hecho, el final puede tener cierto aire, pero yo busqué algo más sensorial. Siempre que edito, intento decir menos y contar más. Suelo quitar mucho. Me obsesiono un poco con eso: dejar lo justo, lo que realmente respira.
Gracias de nuevo por ver tanto, por decir tanto, por escribir con tanta alma.
Ya me puse a trabajar en el texto de mañana. Será algo completamente diferente. Más suave, más ligero.
Me hace falta. Todavía tengo a Goya metido en la cabeza.
Te entiendo perfectamente. A veces cuando escribimos podemos llegar a abrir un nuevo camino hacia nuestros miedos, ese es el poder de la escritura. Por eso tus textos se sienten vivos, porque se puede apreciar todo lo que habita dentro de ti.
Simón, no paras de sorprenderme. Tu capacidad de transmitir al lector las emociones que están sintiendo los personajes es fascinante. Al leer tu texto he sentido un escalofrío en la espalda y por un momento sentí que había alguien detrás de mí. Qué maravillosa es la literatura, que te transporta a otro lugar, a otro tiempo y en otra piel. Y qué maravilloso que haya autores como tú, con una técnica narrativa minuciosa y a la vez compleja, que te atrapa desde el primer momento y te mantiene en espera de lo que va a pasar después. Tu historia de hoy me recordó muchísimo a uno de los grandes autores de literatura hispanoamericana, Julio Cortázar, y su relato "Continuidad de los parques". Lo más importante de un relato o microrrelato es su estructura interna, cómo se compone y cómo va evolucionando el hilo narrativo. No sé si tú lo planeaste o te salió así natural, como flujo de conciencia, pero me ha encantado cómo ha ido avanzando la historia hasta el momento final. Además, me he dado cuenta de que tus descripciones no son para nada aburridas y esto, Simón, es uno de los mayores cumplidos que puedo hacerte. Estoy deseando leer la historia de mañana ❤️ P.D.: disculpa si hay erratas en el comentario, he tenido un día muy intenso y estoy bastante cansada pero no quería irme a dormir sin leer y comentar tu historia. Un abrazo enorme.
Patricia,
he leído tu comentario más de una vez. No por incredulidad, sino por gratitud. Hay algo en tus palabras que no solo acompaña, también sostiene. Sentí que no estabas comentando un texto, sino respondiéndole desde dentro, como si hubieras estado allí mientras lo escribía. Y eso, para mí, vale muchísimo.
Es la primera vez que escribo un relato que toque el miedo de esta manera. Confieso que fue duro hacerlo. Muchas veces soy muy exigente conmigo, y esta vez, además, decidí tratar de inspirarme en las Pinturas Negras de Goya antes de sentarme a escribir. Quise meterme en esa atmósfera, sentirla de verdad… y lo hice. Pero la experiencia fue densa. Me sentí mal, triste, con una energía pesada por todo lo que me estaba metiendo en la cabeza.
Mi intención era crear algo corto, que no explicara, pero que dejara la sensación de un miedo que no se ve… solo se siente, y te recorre por dentro. Fui puliendo el texto muchas veces: quitando frases, agregando comas, eliminando lo innecesario. El proceso fue, sinceramente, perturbador. Aún ahora, cuando lo leo, me remueve algo. Intento leerlo con la cadencia precisa, como si al hacerlo pudiera transmitir ese mismo miedo.
Sobre Cortázar, sí, conocía Continuidad de los parques. De hecho, el final puede tener cierto aire, pero yo busqué algo más sensorial. Siempre que edito, intento decir menos y contar más. Suelo quitar mucho. Me obsesiono un poco con eso: dejar lo justo, lo que realmente respira.
Gracias de nuevo por ver tanto, por decir tanto, por escribir con tanta alma.
Ya me puse a trabajar en el texto de mañana. Será algo completamente diferente. Más suave, más ligero.
Me hace falta. Todavía tengo a Goya metido en la cabeza.
Un abrazo enorme,
Simón
Te entiendo perfectamente. A veces cuando escribimos podemos llegar a abrir un nuevo camino hacia nuestros miedos, ese es el poder de la escritura. Por eso tus textos se sienten vivos, porque se puede apreciar todo lo que habita dentro de ti.
Gracias siempre por tus palabras.
Ya tengo listo el de hoy,
me acosté a las tres de la mañana haciéndolo,
lloré,
respiré,
agradecí y solté.
Ojalá llegue a donde quiero llegar.
Vas a llegar, te lo prometo 🫶.
👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
Gracias por el apoyo Maylen ✨