Hermosa fuerza que nos hace escribir, cuánto habrá de personal e íntimo en ese rompecabezas de palabras enlazadas que sólo uno mismo puede crear, es tan único e irrepetible que da miedo a la vez que fascina. Lo que de verdad me importa es que esta fuerza que nos lleva a escribir es real e inherente al sentirse humano. Gracias infinitas a que el enrevesado simbolismo que nos posee pueda encontrar una rendija por la que escurrirse y escapar a la luz de un renglón, de una línea que sin saber si será leída se materializó y cobró vida, salió a escena, como una actriz escondida tras el telón que pisa firme y sale al escenario. Bravo
Leo a varios escritores aquí en Substack que narran ocasiones (numerosas) en que les costó escribir o siquiera empezar.
Me siento un poco ajena e intento imaginar ese estado de vacío. En mi caso me la paso viendo películas en mi mente, llena de escenarios llenos de detalles, esperando a sentarme a escribir o describir lo que veo.
A veces me siento la directora de un cine onírico, los ángulos de las cámaras, primera o tercera persona, la luz, la arquitectura, la atmósfera. Todo es tan claro que hay veces de imaginado (o dirigiendo escenas tristes) hasta me salen las lágrimas del sentimiento.
No sé, tal vez me la paso mucho tiempo en mi set de filmación etérea (mi mente)
Los deadlines pueden ser un arma de doble filo: a veces son el empujón que necesitamos para enfocarnos, otras veces solo generan estrés. Pero tienes toda la razón - cuando hay un compromiso, hay que seguir adelante. Esa disciplina es lo que nos hace profesionales, aunque no suene muy romántico. Al fin y al cabo, si queremos vivir de las letras, hay que actuar como profesionales. Como decía Picasso: 'Que la inspiración nos encuentre trabajando'. ¡Felicitaciones por lograrlo ese día! ✨
Escribir siempre es resistir, incluso cuando no sepamos sobre qué escribir o la vida nos pese tanto que no haya fuerzas para escribir. Hermoso relato
Hermosa fuerza que nos hace escribir, cuánto habrá de personal e íntimo en ese rompecabezas de palabras enlazadas que sólo uno mismo puede crear, es tan único e irrepetible que da miedo a la vez que fascina. Lo que de verdad me importa es que esta fuerza que nos lleva a escribir es real e inherente al sentirse humano. Gracias infinitas a que el enrevesado simbolismo que nos posee pueda encontrar una rendija por la que escurrirse y escapar a la luz de un renglón, de una línea que sin saber si será leída se materializó y cobró vida, salió a escena, como una actriz escondida tras el telón que pisa firme y sale al escenario. Bravo
Leo a varios escritores aquí en Substack que narran ocasiones (numerosas) en que les costó escribir o siquiera empezar.
Me siento un poco ajena e intento imaginar ese estado de vacío. En mi caso me la paso viendo películas en mi mente, llena de escenarios llenos de detalles, esperando a sentarme a escribir o describir lo que veo.
A veces me siento la directora de un cine onírico, los ángulos de las cámaras, primera o tercera persona, la luz, la arquitectura, la atmósfera. Todo es tan claro que hay veces de imaginado (o dirigiendo escenas tristes) hasta me salen las lágrimas del sentimiento.
No sé, tal vez me la paso mucho tiempo en mi set de filmación etérea (mi mente)
Los deadlines pueden ser un arma de doble filo: a veces son el empujón que necesitamos para enfocarnos, otras veces solo generan estrés. Pero tienes toda la razón - cuando hay un compromiso, hay que seguir adelante. Esa disciplina es lo que nos hace profesionales, aunque no suene muy romántico. Al fin y al cabo, si queremos vivir de las letras, hay que actuar como profesionales. Como decía Picasso: 'Que la inspiración nos encuentre trabajando'. ¡Felicitaciones por lograrlo ese día! ✨